Las rocas
ígneas (del latín igneus) o magmáticas se forman a partir de la
solidificación de un fundido silicato o magma.
La solidificación del
magma y su consiguiente cristalización puede tener lugar en el interior de
la corteza, tanto en zonas profundas como superficiales, o sobre la
superficie exterior de ésta.
Si la
cristalización tiene lugar en una zona profunda de la corteza a las rocas
así formadas se les denominan rocas intrusivas o plutónicas (de
Plutón, el dios del mundo inferior en la mitología clásica).
Por el
contrario, si la solidificación magmática tiene lugar en la superficie
terrestre a las rocas se las denomina rocas extrusivas o volcánicas (de
Vulcano, dios del fuego en la mitología clásica que tenia su residencia bajo
el volcán Etna).
Por último, si la solidificación magmática se produce
cerca de la superficie de la tierra, de una manera relativamente rápida y
el magma rellena pequeños depósitos (p.ej. diques, filones, sills,
lacolitos, etc.) a las rocas así formadas se las denomina subvolcánicas o
hipoabisales.
Estas rocas también reciben el nombre de rocas filomanías,
ya que habitualmente están rellenando grietas o filones.
La
clasificación de las rocas ígneas se basa en la composición mineralógica y
en las texturas; éstas últimas nos permiten establecer si nos encontramos
con rocas plutónicas, volcánicas y filonianas.
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